Dicen que la música es el alma de los pueblos. No por nada, el soul (traducido del inglés como: “alma”) es el género del jazz que describe a la música afroamericana. El nuevo estreno de Pixar es la combinación de todo eso: alma, jazz y afro.
Como regalo de Navidad, Disney Plus estrenó en su plataforma “Soul”. Joe Gardner (interpretado en la versión en inglés por Jamie Foxx) es un profesor de música neoyorkino, pero anhela ser un famoso pianista de jazz. Cansado de enseñarle a alumnos mediocres, recibe una oferta para lograr su sueño pero la muerte lo sorprende de manera inesperada.
Pete Docter (junto al co-director novato Kemp Powers) vuelve con una visión alucinada sobre un mundo metafísico. En “Intensa-mente” (“Inside Out”, de 2015) las emociones -Miedo, Furia, Alegría, Disgusto y Tristeza-tenían forma corpórea; aquí las almas llegan a una especie de limbo, “El Gran Antes”, donde reciben su personalidad e intereses antes de ir o volver de la Tierra. Allí, Joe conocerá a 22 (en la voz de Tina Fey), un alma joven que no le encuentra “la chispa” a vivir en carne y hueso.
Con el primer protagonista afrodescendiente de la productora, el film acerca la cultura del jazz a las audiencias más jóvenes y apuesta por una historia mucho más pensada para adultos. Y si bien todo suena demasiado místico o serio, “Soul” consigue lo que sus predecesoras lograban a medias: hacernos reír. La comedia de enredos y la maravilla visual a la que Pixar nos tiene acostumbrados son la receta perfecta para deslumbrar a grandes y chicos.
La película está construida con dos estilos de animación bien diferenciados: uno más realista en Nueva York y una visión caricaturesca y surrealista para “El Gran Antes”. Algo parecido sucede con la música, que alterna entre el jazz de Jonathan Batiste y la electrónica de la mano de los ganadores del Oscar Trent Reznor y Atticus Ross. Un deleite visual y sonoro que hace lamentable su estreno hogareño.
Desde “Coco” (2017) a “Unidos” (“Onward”, 2020), pasando también por la icónica secuencia inicial de “Up: una aventura de altura” (2009, también dirigida por Docter), la muerte se ha vuelto un tema recurrente de Pixar. Pero, al igual que en aquellas historias, más que el temor por la muerte misma, la película es una celebración a la vida. Un recorrido espiritual por nuestros sueños y propósitos, un viaje interior para reencontrarnos con lo que hace que valga la pena vivir.
Quizás esta propuesta no llegue a quedar en el imaginario colectivo como pasó con otras obras gloriosas de de la productora -y es difícil cuando la vara está tan alta- pero sin dudas alcanza para ubicarla entre las mejores.